En primera instancia y para comprender las relaciones que haremos a continuación, debemos mencionar tres visiones del concepto trabajo:
• Visión sociológica: estudia el trabajo como una realidad social que interacciona con el resto de fenómenos sociales.
• Visión pedagógica: considera el trabajo en doble sentido, como finalidad de la educación y como medio de educación, de enriquecimiento personal.
• Visión antropológica: analiza el trabajo desde su carácter exclusivamente humano, y lo concibe como aquella actividad que permite definir al ser humano como tal y perfeccionado
Estas tres visiones establecen las bases de las relaciones e interacciones existentes entre los campos del trabajo y de la educación, analizando las realidades existentes en la práctica y en concordancia con la realidad social con el fin de elaborar normas de actuación para optimizarlas y aplicarlas a las situaciones reales que integran la educación inicial, continua, formal y no formal de los trabajadores.
Para analizar las relaciones, la pedagogía laboral se centra principalmente en la visión pedagógica del trabajo, pero haciendo énfasis en el papel de éste como fin educativo. Desde esta perspectiva se identifican tres tipos de relaciones entre educación y trabajo, en función del carácter inicial o continuo de la intervención de la educación en la preparación para el trabajo. La primera relación entre educación y trabajo desde esta perspectiva tiene origen en uno de los objetivos de la educación para el trabajo, la reinserción, que sostiene la importancia de preparación de las personas para ejercer un oficio, por lo tanto, la reinserción laboral de manera sustentable que puede generar la pedagogía del trabajo, en personas desempleadas, rehabilitadas, ex convictos y dueñas de casa, entre otros, quienes con una adecuada acción pedagógica pueden obtener los conocimientos necesarios para emprender en el sistema económico, gracias a las PIMES y la concreción y establecimiento de negocios propios en oficios necesarios para la comunidad (carpintería, gasfitería, costura, pastelería, etc.).
La segunda relación radica en el hecho de que una de las finalidades de la educación sea la preparación de las personas para ejercer una profesión. Lo que se hace cada vez más importante en una sociedad cada vez más exigente en el resultado de sus trabajos, como en la calidad de los servicios y bienes que adquiere, que traducido a la práctica notamos que se le otorga demasiada importancia a la certificación del trabajador al momento de recibir el servicio.
La tercera relación que se establece, viene determinada por el dinamismo propio del trabajo, ya que cómo realidad social cambia con gran rapidez, como consecuencia principalmente de los cambios económicos, pero también de los cambios sociales y culturales. Lo que significa que las capacidades y el rendimiento de los trabajadores se vean afectadas. La celeridad de los cambios exige a la educación dar respuesta a estas exigencias del mercado laboral, ya que su finalidad es la formación de los profesionales que sostengan el mercado.
Estas relaciones obligan a la educación laboral a que en su acción pedagógica sea indispensable capacitar a los profesionales para adaptarse a los cambios experimentados en su trabajo, es decir, debe posibilitar la actualización de los profesionales, la potenciación de sus competencias y el desarrollo constante de la organización en un entorno cambiante. Se esta manera y por consecuencia, se reduciría la tasa desempleo ya que uno de los principales factores de este problema es que la introducción de cambios en las organizaciones reduzcan el desempeño laboral de los trabajadores por falta de conocimiento, y al despedirlo, las personas sin cualificación, tampoco puedan acceder a este trabajo, generando una cadena de difícil superación, cuando no existe acción de la pedagogía del trabajo.
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